
El sistema en el que vivimos (al menos la mayor parte del hemisferio Norte, incluida China) se llama Capitalismo.
En el Capitalismo un día estás arriba y al siguiente puedes estar abajo. Por eso es importante aprovechar los momentos en los que estás arriba. Porque al siguiente puedes estar abajo. Y cuando estás abajo ya no le importas a nadie, ni nadie se acuerda de ti.
Y además, la diferencia entre estar arriba o abajo es muy pequeña. Ocurre en fracciones de segundo. De repente lo que iba bien empieza a ir mal. Y se acabó. En fracciones de segundo.
Además en el Capitalismo existe algo que se llama las "grietas", las "fisuras" del sistema, por donde la gente cae, se desliza hacia abajo y es expulsada por el sistema. De manera tácita y sin que nadie se dé cuenta. Son esa gente que vive debajo de los puentes y que pide en las esquinas. Nunca olvido esta pequeña diferencia cada vez que paso por delante de alguno así.
Hay que tener verdadera hambre para sobrevivir en el Capitalismo. Hambre de competir contra el prójimo, de eliminarlo si es necesario. De hacer las cosas mejor que nadie para asegurar la propia supervivencia. De luchar por uno mismo. Cueste lo que cueste algunas veces. Despertarse antes que nadie, llegar al trabajo antes que nadie, tener más ideas que nadie. Asesinar, masacrar, eliminar. Competidores en el mercado o en la inmensa arena que es la vida. Salvajes como los animales.
PS: todo esto a cuenta de que esta semana he estado en Londres y vi a uno de los (muchos) sin techo pidiendo en una esquina en medio de la City londinense. Fue una pobre sombra gris en medio de la oscuridad y del frío, sin inmutarse. Probablemente no mucho antes había sido una persona con una casa y una vida correcta.