Dentro de los más grandes y más perversos placeres de la Humanidad debería contarse éste: el no aceptar a sus nuevos compañeros de trabajo. Y hacérselo sentir a conciencia. Experimentando un placer sublime. Sobre todo cuando el que es "antiguo" no sabe idiomas, es un carca, de derechas rayando en extrema derecha (resulta que son mayoría en esta empresa, esto no lo sabía yo), no ha salido nunca de los confines de su pueblo y sólo sabe que existen países extranjeros y gente con mentalidad internacional porque de vez en cuando ve llegar pateras a Canarias con gente con otro color de piel y que hablan un idioma que no entienden.
Además de ser bastante histéric@s y soeces en mi empresa, desde el minuto 1 descubrí (yo y otros 3 compañeros que fuimos contratados el mismo día) que los antiguos se dedican a evitarnos todo lo posible. Y a evitar que podamos integrarnos en la medida de lo posible. Lo suyo es pasearse por el pasillo con aire de superioridad y evitar cuidadosamente mirarte a los ojos, no vaya a ser que les des los buenos días y tengan que contestarte, por Dios, y de esta manera ser obligados a establecer un contacto humano contigo.
Además, aparte de la absurda carrera que el 80% parece que lleva en interno en ver quién se queda hasta más tarde aunque sólo sea navegando por Internet, hay otra carrera en marcha: la de demostrarle al nuevo no solamente que no es bienvenido, sino que es odiado. Despreciado, ignorado, repudiado. Además de criticado y reprobado. Y ridiculizado. En público, a poder ser, que si no, el "antiguo" no haría honor a su condición de viejo del lugar y quedaría mal delante de sus otros colegas antiguos. Y anticuados.
Todo lo cual se traduce al final en un "mobbing" social a conciencia, que se puede ver cuando el nuevo (y peor todavía si va acompañado de otro nuevo) entra en la salita de café. O intenta organizar una comida. O se apunta a una. En el primero de los casos, la salita se vacía de repente, como si uno tuviera la peste. En el segundo, sólo recibirá críticas (!!) por intentar "dárselas de listo" organizando comidas para los compañeros ("¿pero quién se habrá creído éste?"). Y en el tercero, verá cómo cuando se presenta a la hora convenida a la puerta para ir a la comida, ésta se ha "suspendido". Sólo para encontrarse a sus "colegas" antiguos 10 minutos más tarde en el mismo bar de enfrente tomando sus pinchitos de rigor. Y cuando se lo dice, el nuevo recibirá un respuesta tipo: "pero es que eres torpe y tardón y no diste con nosotros, tonto, nosotros claro que no hemos anulado nada". Yo creo que lo que ha sido anulado ha sido su capacidad mental, pero ahí no puedo entrar a analizar más.
Y eso los días en que es posible salir a comer con alguien. Normalmente en esta empresa la costumbre dice que:
- la mitad de la plantilla se va al mediodía a jugar al padel. No comen, sólo toman un sandwich en el coche de camino de vuelta a la oficina. El que no juega padel o cuenta con hacer deporte por la tarde, lo lleva crudo para integrarse.
- un cuarto de la plantilla está en ETT en jornada intensiva o a media jornada, por lo que sencillamente no salen a comer porque se piran a sus casas a las 3 de la tarde
- un 15% de la plantilla sale "sola" (cada uno por su lado y evitando cuidadosamente de coincidir con otros compañeros, que también bajan solos) a comprarse un sandwich en el bar de en frente. A continuación cada uno vuelve solo con su triste bolsita de sandwich a comérsela solo delante de su ordenador en la soledad de su despacho. Esto lo hacen sobre todo los mega jefazos: el dire de RRHH (que debería dar ejemplo de integración, pero ya se ve que no es así) y el Presi de la filial. Bajan solos, se encuentran con otra gente igualmente de sola que ellos, se saludan embarazosamente y se vuelven a sus despachos.
- el restante 10% de la plantilla se apresuran solos también, cada uno por su lado, al comedor, donde no hay servicio de restaurante (increíble para ser una multinacional) sino unas cuantas mesas para comer cada uno de tartera. Como mucho, se forman dos o tres grupitos: uno el de las cotorras de RRHH, donde no se admite (obviamente) gente de otros departamentos por la "confidencialidad" de los cotilleos tratados. El otro de la gente del Call Center, que no tienen el más mínimo interés en integrar a nadie puesto que están empleados con contratos temporales, salarios miserables y explotados de mala manera, por lo que sienten un odio profundo por cualquiera que gane más que ellos. Y el que queda es variable cada día: algunas veces los de Ventas, otros los de Distribución, ..., pero más que grupos suelen ser parejitas.
Cada uno come en 15 minutos y se vuelve corriendo a la mesa a meter la cabeza de nuevo en su soledad y en la pantalla del ordenador, sin hablar con nadie. (Otro día hablaré del estilo de NO comunicación de esta empresa...).
Y en suma se trata de eso: de evitar integrar a los nuevos, porque ya de antemano los antiguos están muy mal integrados. Es un círculo vicioso, que ha ido absorbiendo a la gente en malas costumbres, donde cada uno se encierra en su caparazón para sufrir lo mínimo posible durante las 10 horas que se tiene que tirar en el trabajo.
Lo malo es que luego la tradición manda que uno de los mega jefes, que es el primero en anular comidas con los empleados y en irse a su casa a mediodía, manda emails a los nuevos recriminándoles su "escasa integración". Conste que somos los nuevos los que nos llevamos la mayor carga de trabajo brutal de la empresa, puesto que hemos entrado a sustituir cada uno de nosotros el trabajo antes realizado por 4 personas. Con lo cual, poco tiempo para cotilleos nos queda. Pero ya que la cosa está así y que se nos ha prometido sufrir "graves consecuencias" si no entramos en razón y nos tiramos cotilleando con los antiguos (que se tocan las pelotas todo el día en la oficina) al menos 1 horita al día o más. Que luego tengamos que salir a medianoche porque no podamos terminar el trabajo en horas normales por el deber de cotillear, eso no importa, asunto nuestro.
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