miércoles, julio 09, 2008

Socorro, no tengo tiempo

Preguntados sobre lo que más les molesta de su trabajo, el 80% de los alemanes contestaron que una falta crónica de tiempo y la sensación de ir casi siempre a remolque. Por un lado me alegro de que incluso un pueblo tan organizadito y perfecto en casi todo como son los alemanes se quejen de lo mismo de lo que nos quejamos el común de los mortales con la necesidad de tener que ganarse los garbanzos trabajando.

La sensación de falta de tiempo recuerdo que era lo que más me agobiaba de mi último trabajo, y ha sido con diferencia la mayor dificultad con la que me las he tenido que ver. Bien es cierto que en mi caso particular se trataba de algo casi inhumano, al tener yo que hacer en España el trabajo que en otros países lo hacía un equipo de entre 4 a 12 personas (!), con lo cual estaba claro que a mí nunca me daría tiempo a hacer nada en condiciones ni mínimamente desahogado. Lo dicho: inhumano, y a pesar de haberlo reclamado yo muchas veces, se negaron a ponerme otra persona para ayudarme... Dios, cuánto me alegro haberlo dejado.

Esta sensación de constante falta de tiempo se fue haciendo tan acuciante, tan terrorífica, tan angustiante, que se me disparaba el ritmo cardíaco de la ansiedad incluso antes de llegar al trabajo, con sólo pensar la montaña de emails que me encontraría al llegar. Tener el corazón constantemente desbocado, no sólo de la tensión propia del trabajo, sino de la angustia derivada y del complejo de culpabilidad que acaba uno por desarrollar al no ser capaz de dar abasto, es de las cosas más terribles que me han sido dadas en experimentar. Me subía la sangre a la cara, tenía las mejillas ardiendo y había veces que casi no podía respirar por la ansiedad. Recibía 125 emails al día, TODOS los cuales eran con cosas para hacer, no cuento en esos los típicos chistes o vídeos que te mandan los compis para procrastinar un poco, ni tampoco los emails meramente informativos (no los había por otro lado, mi ex-empresa se distinguía por el nulo descenso de información, sólo éramos ejecutores de la cosa, no se nos tenía en cuenta para "pensar" o hacernos partícipes).

Recuerdo que mientras estaba hablando por teléfono veía caer un email tras otro a una media de 4 al minuto en ciertos momentos del día, como era la mañana, y especialmente algunos días como los Lunes. Y según veía aparecer otro email en rojo en la pantalla, a mí me subía un poco más la tensión... y un poco más, y un poco más, hasta que después de unos cuantos meses sentías asco verdadero por llegar al trabajo porque sabías que sólo iba a ser sufrimiento por la ansiedad.

Ante esto, a mi jefe no se le ocurría decir otra cosa que era cuestión de falta de "gestión del tiempo" (mi jefe estaba en otro país, y llegó directamente de otra empresa a un puesto directivo, así que no tenía ni idea básicamente de las cosas que había que hacer todos los días). Me daban ganas de decirle que se gestionara él más bien las ideas, porque cuando se trata de hacer el trabajo de 12 por una sola persona, no hay gestión del tiempo que valga. Pero él, erre que erre, con tal de no ponerme a una persona a ayudarme, porque "no hay dinero". Hasta que yo reventara, me imagino. Llegué a trabajar 14 horas diarias desde Enero, y no es broma, de Lunes a Viernes (sí, los Viernes tenía que salir a las 10 y media de la noche si no me quería llevar trabajo a casa el fin de semana). Finalmente tuve que ceder en el mes de mayo, tras negarme durante meses a ponerme a trabajar los sábados y los domingos, y empecé metiendo 8 horas diarias también en fin de semana... Tampoco eso bastó. Por lo visto seguía "gestionando mal mi tiempo". Por supuesto, mi jefe nunca tuvo la menor idea de que yo también trabajaba 16 horas en fin de semana, hasta que no se lo dije al dejar el trabajo. Y entonces oí un largo silencio sorprendido al otro lado de la línea. El muy cabronazo...

Volviendo a la gestión del tiempo, como éste no se puede alargar, ¿qué se puede hacer para mejorar un poco, suponiendo que no os toque sustituir a 12 personas como me tocó a mí? Los expertos sugieren lo siguiente:

- empezar las mañanas realizando las tareas más importantes, y no pasárselas contestando cada email que entra. Cierto, yo intenté hacerlo, lo malo es que daba igual, como intentara meterme en alguna sala para poder trabajar tranquilamente durante unas horas, me perseguían por el teléfono y al final se montaban tantos pollos por no hacer las cosas inmediatamente como todo el mundo demandaba, que era imposible decirles que tenía que hacer caso omiso de los emails durante un rato. Al final, los líos que no tenías por la mañana los tenías por la tarde, con el agravante de que cada uno de los interlocutores se cree que sólo tienes tiempo para ellos en exclusiva y que no tienes otras cosas que hacer.

- desconectar el teléfono y ponerlo en contestador automático de vez en cuando. Volvemos al punto anterior, ¿de qué sirve desconectar el teléfono para poder dedicarse a otras cosas más importantes, cuando todo es importante, porque si no, luego se montan pollos?

- poner el contestador tras 10 tonos, para no ir desesperadamente a coger el teléfono en cuanto empieza a sonar. Dudo de la gran eficacia de esta medida sobre mi nivel de estrés, teniendo en cuenta que al final de todos modos vas a tener que coger el maldito teléfono...

- eliminar tareas "innecesarias" a lo largo del día, tales como "meter números de teléfono en la agenda o hacer una búsqueda por Internet". Me dan ganas de reír: cuando uno tiene que afrontar una carga de trabajo bestial, no tiene tiempo ni de ir al baño, mucho menos de perder el tiempo en meter números de teléfono en la agenda. Por otro lado, si no haces esto último y luego necesitas el teléfono de alguien en la mayor de las urgencias, lo de pasarse unos minutos metiendo numeritos se revela como una tarea de los más útil. No hablamos aquí de los funcionarios que en lugar de atender a la cola de 15 personas que tienen delante de la ventanilla se dedican a hacerse la reserva de las vacaciones por Internet, y con toda parsimonia. Que siempre ha habido clases.

- Asume que tu trabajo no siempre va a ser divertido. ¡¿¿??! Pero si con el tiempo y con las cargas de trabajo tan bestiales que tenemos todos, el trabajo acaba convirtiéndose todo él en todo menos divertido.

- Confecciona un plan del día con las tareas y limítate a seguirlo. Lo que te dé tiempo de hacer no será en muchos casos más que el 60% de lo que has planeado. Menuda recomendación. Por eso hay enfermedades por estrés, porque al cabo del día acabas acumulando ese 40% restante para el día siguiente, y así ad infinitum. Al final, ¿cómo acabamos tras unos meses? Con ese 40% elevado a la enésima potencia en progresión geométrica, y en muchos casos, con un posible infarto.

Solución (mucho más realista a todo esto): habiendo tanta gente en el paro ¿cómo es que no se contrata a más personas para poder ir todos haciendo el trabajo de manera más pausada, y probablemente mejor? Así nos evitaríamos muertes por infartos (en los escasos meses que estuve en mi anterior empresa, laa palmaron de infarto al menos 2 grandes directivos de la compañía, los dos con menos de 50 años... da que pensar, una empresa convertida en cementerio). Pero esto no puede ser, porque entonces habría que pagar la seguridad social a demasiada gente, y eso es incompatible con la rapiña de los empresarios. Así que ¡todos a reventar! Hasta que aguantes, aguantarás, y cuando ya no, no te preocupes que ya vendrá otro a reemplazarte.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,
tengo curiosidad por cómo fue tu salida. ¿Pudiste negociar algo ó te marchaste con lo puesto? ¿Tenías algo ya buscado ó una vez fuera comenzaste a buscar un puesto?

Fernando Abadia dijo...

Hola. Yo también pasé por una situación igualita a la tuya. Entraba dispuesto a "cantarle las 40" a mi jefe. Necesitábamos personas, más medios para hacer las cosas como se debe: BIEN.

El muy Cabronaz..., no sé cómo se las arreglaba, pero nos daba la vuelta y salíamos todo convencidos de su despacho haciéndo el pino, felices y contentos por las soluciones que nos iba a poner. Como dicen en mi tierra: todo se quedo en agua de borrajas.

Recuerdo 2 frases lapidarias que se me quedaron grabadas:
1.- "Esto hasta mi chico pequeño lo sabe hacer", y
2.- "Esto es XXXX, S.A no XXXX, ONG".

Decir que de 6 personas que ocupabamos distintos puestos de responsabilidad, jóvenes, ilusionados y motivados, no queda ninguno.
Tal vez haya podido con todo "su Chico Pequeño".

Buena Cortesía

admin dijo...

Javier: morbosillo...

Fernando: si es verdad que "hasta su chico pequeño lo podía hacer" ¿qué hacía tu jefe en ese lugar? ;) La verdad es que estúpidos los hay en todas partes, pero parece ser que cuanto más arriba asciendes, más necesaria es esta cualidad.

Trabajo en el Extranjero dijo...

Holas!!

Menos mal que tomaste una sabia decisión a tiempo. No fuera a ocurrir lo que ha sucedido a este ingeniero japones:

http://tinyurl.com/5wp5fw

Muerto por exceso de trabajo.

Increible... morirse por ganar 4 perras????

Luis Caballero dijo...

El ultimo comentario habla del Karoshi. Yo trabajo en una empresa japonesa y os puedo asegurar que es completamente cierto la vida mas inhumana que llevan los managers japoneses aqui en la oficina. Mi jefe está todos los dias sin falta de 5:30-6 en la oficina para empezar el dia y se suele ir a las 22-23 de la noche. El me explica que es el problema de horarios entre alemania y japón. Tambien que el revisa todo el trabajo de todos los de la oficina (recibe todos los mails como CC). Por último me dice que "eso en Japón es normal". Yo porque es mi jefe no le digo nada...pero por lo menos el ya sabe que lo que hace no es normal.

Lo que jode cuando trabajas tanto, es que a veces cometes errores(tontos) propios del cansancio, de no darte cuenta...y el hijo de puta de tu jefe te los recuerda con una miradita de:
"A ver si llevamos más cuidado"- como si fueramos lerdos o algo...

Yo he optado por tomarmelo más relajadamente...mi otro jefe alemán tuvo problemas en los riñones por culpa del estress, y a partir de ahí el se va todas las tardes a las 16:00. Lo que hoy no se haga...ya se hará mañana...y si no...que esperen.

Anónimo dijo...

Ya lo creía yo. ¡Hay que montar una funeraria! Y que mueran los demás.