Una cáscara vacía

Obama: un hombre títere de mirada perdida, un rostro falto de expresión y de interés, una mirada que muestra una inteligencia mediocre, poco fuego, ningún ideal interior. Un cambio que no va a ser tal, al que llevan, conducen y teledirigen.

Otro más, que ejecuta perfectamente las órdenes que le dan y repite sin cesar la expresión sagrada "Nuevo Orden Mundial" y la necesidad de reforzar la presencia en Afganistán (para vigilar más de cerca las plantanciones de opio que tiene EEUU ahí). Demuestra con ello que es el niño aplicado que el establishment espera que sea para poder proseguir con la dinastía de presidentes títeres en la Casa Blanca. El que mejor repita la lección, gana. Obama va por buen camino.

Última escenificación de esta cáscara vacía: Berlin, donde quiso emular a JFK delante de la Puerta de Brandenburgo pero no le dejaron. En su lugar, se acercó a la columna de la Victoria, donde 200.000 hipnotizados alemanes, que no aprenden de su propia Historia, se entregaban demasiado deprisa y fácilmente a la máscara de glamour que le han prefabricado desde los medios de comunicación estadounidense al seguramente ya elegido próximo Presidente de EEUU.

Cuentan que tiene tan poca presencia e ideas propias en los discursos que en alguna que otra ocasión en su país natal, el ruido de sus zapatos bajando de la tribuna no pudo ser tapado con los aplausos que se esperaban al finalizar el speech.

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