Si hace unos días me preguntaba sobre el sentido de la vida (debo de haber sido el ser humano número un billón elevado a la misma potencia que lo haya hecho desde que el mundo es mundo), ya al día siguiente leí una noticia que me dejó de piedra. Resulta ahora que no solamente la vida no tiene sentido, sino que además nosotros tampoco somos reales: tan sólo seríamos unos avatares (personajes virtuales) que habitarían un mundo creado por ordenador. Es decir: estaríamos "viviendo" vidas simuladas.
Todo serían circuitos de ordenador: cuando estuviéramos mirando una mano estaríamos viendo únicamente un montón de bytes ordenados de tal forma que aparentaran ser una mano. No somos reales, ni nada de lo que nos rodea lo es. Los árboles son cadenas de bytes, nuestra carne es una cadena de bytes, incluso nuestros sentimientos serían prefabricados.
Pero nosotros, al ser artificiales, no seríamos capaces de darnos cuenta de que todo esto es irreal, percibiríamos todo lo "irreal" como real, ya que estaríamos en un caso distinto al de un Matrix, por ejemplo, donde habría seres capaces de "desconectarse" de la máquina y acceder a la realidad real. Aquí no habría ninguna realidad de la que nosotros pudiéramos darnos cuenta, ninguna máquina de la que desconectarse puesto que nuestra misma esencia es la simulación. Nosotros no somos reales y, por lo tanto, no podemos acceder a ninguna otra realidad.
Perturbador. A mí me dejó de piedra. Y me sentí de repente como un muñeco. Irreal. Como Pinocchio creado por su maestro Ghepetto. Y me sentí muy raro. Sobra decirlo. Porque entonces todo cambia, todo pierde su sentido.
¿Qué sentido tendría entonces el que yo luche todos los días por tener éxito en la vida, por llegar a alguna parte, si en realidad sólo formo parte de un videojuego? Si sólo soy parte de la diversión de un ser post-humano, y mis actos están teledirigidos o, al menos, simulados, nada de esto tiene sentido. Y, atención, porque esto, lejos de ser un delirio más de unos científicos locos, tiene muchas probabilidades de ser verdadero: más de un 20%.
Y esto me ha recordado el siguiente vídeo, ganador de uno de los máximos premios de la Publicidad en el Festival de Cannes de este año. La música es tremenda y el mensaje también, aunque esté puesto al servicio de una marca comercial:
Y, teniendo esto en cuenta, de repente se me ocurrió que ahora más que nunca es cierto eso de que yo con mis actos y con mis pensamientos altero y moldeo el mundo que me rodea. Si formo parte de un inmenso videojuego, como se afirma, parece lógico que todo cambio en mi comportamiento incida en el discurrir global de los demás personajes virtuales. Y eso da una sensación de poder tremenda.
Resulta que cambiando ahora mismo mi comportamiento "predecible" podría conseguir alterar por completo el devenir final del "juego". Cambiando una única aunque minúscula pieza, se puede conseguir cambiar todo lo demás. Quizás ese sea el único albedrío del que dispongo. ¿O solamente estoy pensando esto porque estoy "programado" para pensarlo?... Qué lío.
En todo caso y fuese como fuere, entre éste y el anterior post parece cada vez más claro que la vida no tiene absolutamente ningún sentido, aparte de éste, claro:
(y pensar que esas nubes son sólo un montón de bytes...)
Fuente: New York Times (ver artículo)
Leer más: Are you living in a computer simulation? (Dpto. Filosofía Oxford University)
2 comentarios:
Lo que los hermanos Wachowski y otros pensadores de la historia hicieron cuando plantean algo de este tipo es tomar eso de lo que hablan en oriente hace muchos años, sobre todo en el hinduísmo, en el budismo y en el taoísmo: la vida (nuestra vida en este mundo) es maya, una ilusión, y la personalidad sólo es la experiencia que hace posible el vivirla. La analogía con un videojuego es válida porque nuestras respuestas -efectivamente- son predeterminadas. ¡Qué tema! ¿No?
Sí, suelen decir que cuando realmente vivimos es cuando dormimos, y que el sueño es esta vida en realidad... Y la analogía con el videojuego es totalmente cierta.
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