España: un país de pobres

A pesar de que a los españoles nos (les) gusta endeudarse hasta las cejas con las hipotecas y las tarjetas de crédito más que al tonto un lápiz, la verdad es que de dónde sale todo ese dinero es un misterio en el caso de nada más y nada menos que 11 millones de personas, habida cuenta del bajo nivel salarial de este país: un 58% ganan por debajo de los 1.000 euros mensuales.


1.000 euros mensuales que se van en un 70%-80% a pagar el alquiler o una hipoteca conjunta (de pagarla a solas, nada de nada) y el resto en sobrevivir comprando en el Lidl. Y esto en un país que es considerado la 8ª potencia del mundo.

Y a ese mal nos ofrecen amablemente una solución: pasarnos al low-cost. Ya que somos pobres, por lo menos seamos pobres pero a la moda, y el low-cost es lo que se lleva. Así que dentro de nada, y más aún ahora tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, nos verán el resto de europeos cómo nos vestimos aquí con harapos comprados en los mercadillos y cómo el mercado del segunda mano va a beneficiarse de una subida importante, cuando dejemos de estar comprándonos cada tres años un coche nuevo (financiado a 7 años, por supuesto, que dinero para pagarlo no hay).

Vamos, una vuelta en toda regla a la economía precaria de hace unas cuantas décadas, cuando en una misma casa se hacinaba toda la familia por falta de recursos. Pero eso sí: nadie nos quitará nuestra etiqueta de "8ª potencia mundial" ganada con mucho esfuerzo tomándose cafés en los pasillos del Banco Mundial.

Y es que en España se es pobre pero con clase.