jueves, junio 14, 2007

Las desgracias nunca vienen solas

Bueno, ya llevo más de una semana sin Internet en casa por culpa de una avería externa de Telefónica, ese magnífico monopolio que nos trata a los clientes como a bobos e intenta estafarnos por donde puede. La avería externa estropeó el tráfico de voz y unos días después el de datos. Al reparar la avería, Telefónica ha desconectado el tráfico de datos, por lo tanto, Internet se ha ido a freír espárragos.

A estas horas sigo sin conexión y lo peor es que, según la ley, Telefónica tiene hasta mañana para contestar a mi operadora de Internet que sí, que ha recibido la reclamación. A partir de ahí empezarán a hacer pruebas de "reenganche" y si todo sale bien, pues me devuelven mi conexión con mucha suerte para la próxima semana, y si no, pues cuando sea... Igual para el mes que viene tengo suerte y la Vírgen se apiada de mí y me devuelve Internet en casa, porque manejar el blog desde el trabajo, con la cantidad de tiempo que requiere, no es factible ni recomendable.

Pero como digo, las desgracias nunca vienen solas y tras la avería llega el posterior intento de estafa por parte de Telefónica que me había devuelto la conexión de voz en casa pero me había dejado enganchada la PTR (una cajita gris de pruebas para ellos), y por lo tanto la línea normal no funcionaba. Al ir a reclamar me dijeron que si no pagaba los 36 euros de desplazamiento del técnico de turno no me "arreglaban" la línea. Tras gastar como una hora en llamadas de teléfono y siendo pasado como una pelota de ping-pong de un lado a otro (del 1002 al 1004 y vuelta a empezar), consigo al fin poner como unas 5 reclamaciones por lo mismo a teleoperadores totalmente indiferentes a mi situación y situados a 6000 kms de distancia de España. Perdí la esperanza de que alguien me arreglara algo, pero hete aquí que me llama al día siguiente el mismo servicio técnico radicado en Madrid que me había pedido los 36 euros el día anterior, para decirme que desconecte la PTR porque por eso no funciona la línea normal. Voy, bajo la pestaña y ¡milagro! vuelvo a tener línea... El técnico, ufanándose al otro lado de la línea de mi ignorancia y de su acto heróico en averiguar cuál era el problema... Menos mal que había que ponerse como un energúmeno, hacer decenas de llamadas y negarse a pagar los 36 euros para tener derecho de nuevo a mi línea... Ahora ya sé en qué coniste ser un buen cliente: en hacerse mala sangre y patalear y patalear hasta la extenuación, todo con tal de que no te tomen el pelo. Vaya panda de...

Y siguiendo con la línea temporal de las desgracias: hoy he tenido un accidente con el coche. Uno de los obreros de la construcción que tanto abundan por Madrid, un chavalín español de 25 años acompañado por el inmigrante del Este de rigor - con tanta falta de civismo como grosor de cuello de toro - cambia de opinión en medio de la lluvia. Para más inri viaja en un coche de la empresa - por lo tanto él no paga seguro - y decide que él quiere cruzar una glorieta desde el carril de giro a la derecha. Dicho y hecho: desde la parte interior de la glorieta pisa el acelerador desde posición parada y ni mira si vienen coches, como el mío, y encima con el intermitente derecho puesto. No. El señorito ha dicho "ábrase el Mar Rojo" y ni se le ocurre que el retrovisor izquierdo o el freno existen para circunstancias como éstas: primero se mira cuando quiere uno salir de una fila y luego, cuando le das a alguien pisas el freno por lo menos. Pero como la generación Y tiene complejo de "aquí estoy y que se quite todo lo demás" y además el coche no es suyo, pues adelante. Resultado: todo el lado derecho de mi coche destrozado desde la punta al rabo, como se dice; la puerta delantera hundida, la puerta trasera rayada, la llanta tocada, la barra de protección lateral espachurrada,... etc. Mínimo 600-700 euros en daños y encima el bravucón representante de la generación Y decide que él no tiene la culpa. No firma el parte y se va. Ahora me voy a dejar otra pastita en llamar al seguro, poner la denuncia, peritar el coche, quedarme sin él quién sabe cuántos días (los de los talleres también se lo toman con una calma...). En fin, que no hay dos sin tres. Y espero que ya esto se acabe aquí. Si después de esto no me toca la lotería...

5 comentarios:

Unknown dijo...

Lo bueno de tocar fondo es que a partir de ese momento sólo cabe mejorar.

Enhorabuena, mañana vas a tener un día estupendo.

Anónimo dijo...

¡¡¡ vaya racha "porfineslunes" !!! Que si internet, que si el coche, sólo te falta trabajar en una Consultora de RRHH je je je... creo que tanto "desencanto" (y no sin razón) con el proceloso y "humeante" mundo de los RRHH te viene porque has trabajado/trabajas en "ese mundillo"... a mi personalmente me encanta leer articulos de rrhh, management y todas estas cosas... te ries tanto como con "la hora chanante"... Te recomiendo la lectura de la revista (mensual) equipos&talento... ¡un festival del humor! ah!, y si no quieres pagar los 16,5€ que vale te la puedo enviar por correo...

Joyce dijo...

Por fin es lunes? Odio los lunes...

Anónimo dijo...

Telefónica tiene tan buen servicio como el de Argentina. Es una empresa bien globalizada.

Y como diríamos por aquí, fuiste meado por un mamut.

admin dijo...

gracias telémaco, por tu optimismo... :PP

peluso: tengo la inmensa suerte de no haber trabajado nunca para nada parecido a RRHH. La temática de mi blog se justifica desde el lado del "sufridor" de este gremio sin oficio ni beneficio. Ya ves que no hace falta mucho para ponerse a escribir sobre esta temática, y mi visión es más bien "politically incorrect", por si no quedaba claro... ;)

james joyce: a mí tampoco me gustan los lunes, de ahí la ironía del título del blog, no sé si me entiendes...

cebolla: líbrele a Ud el destino de Telefónica, es lo más parecido a un dolor de muelas pero con cabreo incluído.

PS: sigo sin Internet... Esto es el siglo XXI y este es un país europeo...ejem, ejem.