Hay ciertas cosas que, a fuerza de verlas repetirse, se acaban transformando en obviedades, más tarde en teorías y algo más tarde en verdades casi irrefutables. He aquí algunas que lo son para mí:
- Una reunión de ejecutivos se parece a un agrupamiento de pingüinos arrogantes trajeados en lugar de a uno de seres humanos. Ellos de traje-chaqueta baratillo pero con ínfulas, y ellas vestidas para matar o morir en el intento.
- A una reunión de éstas se va para ser visto, jamás para ver. A la mínima impresión de que la mirada de alguien se posa en tu persona, aunque sea accidentalmente y durante sólo unas milésimas de segundo, hay que girar en seguida la cabeza hacia el otro lado, con ínfulas, muchas ínfulas, y gesto nervioso, como "yo soy demasiado importante para que nadie me mire, te otorgo el derecho a que me admires, no a que me mires."
- Si eres hombre, tendrás que mirar con el máximo descaro el culo y las pantorrillas de las mujeres (sólo de las que estén buenas, se entiende). Si eres mujer, tendrás que cimbrearte en tus andares por los pasillos. Pero cuidado: siempre evitando el contacto visual con el objeto admirado o admirador. Eso es de losers.
- Las mujeres guapas y con falda, aunque ocupen el cargo que sea (¿a alguien le importa?) están para ser abordadas descaradamente por calvos con tripa, caspa en la chaqueta y conversaciones patéticas. Los hombres guapos están hechos para dejarse admirar con mucha conciencia de sí mismos, pero siempre sin mirar más que su propio reflejo en los cristales de las salas de reunión. Los hombres feos y fofos están para desnudar con la mirada a las mujeres guapas y con falda y entrarles de manera soez y bochornosa durante el tentempié. Las mujeres guapas, con falda y con cara de pocos amigos tienen que hacer como que ignoran estas miradas pero se dan otro paseíto por el medio del pasillo, ansiosas de mostrar su mejor perfil.
- Cualquier idea o enseñanza de un curso que implique una autocrítica, jamás hay que pensar tan siquiera en ponerla en práctica, no vaya a ser que te haga pensar. Eso no mola. Lo que mola, y mazo, es colgar en el CV otra línea con el titulito de relumbrón del curso. Es lo que te conseguirá un nuevo y mejor trabajo. Seguro. Como si lo estuviera viendo.
- Los niños y niñas de menos de 25 años saben más que nadie y que nadie se atreva tan siquiera a contradecirles o pedirles algo de humildad en su trato con los demás. Eso no mola. Y ellos, sí. Mazo, mazo, además. La autocrítica es para los losers.
- Axioma básico: a más gomina, más estupidez. Demostrado una y otra vez. Y a más gomina en el pelo, más barato el traje. Y cuanto más barato el traje, más cacharritos tecnológicos sobre la mesa. Y más caspa visible sobre los hombros. Y más casposos los comentarios, tipo Chiquito de la Calzada.
- Cuando más joven seas y más mindundi en la empresa, con más arrogancia tendrás que pasearte por los pasillos.
- Cuanto más insignificante seas en la organización de la jornada de reuniones, más "no"-es soltarás ante la simple pregunta de si se puede coger un croissant o de si se puede dejar el abrigo en el guardarropa o de si se puede subir a mear a los baños.
En estas reuniones de ejecutivos, se pueden distinguir varios comportamientos de fauna:
- las mujeres (la mitad más o menos) se visten de putas para demostrar quién vale más.
- los hombres se visten y peinan como imitaciones de rebajas de Gordon Gekko, para demostrar quién vale más.
- todos, hombres y mujeres, sacan todos sus artilugios sobre la mesa (PDA, Blackberry, móvil con caña de pescar y horno microondas incorporado, etc) para demostrar quién vale más.
- los niñatos y niñatas de menos de 25 años se cuadran, elevan la barbilla y hablan con mala leche y tono de voz autoritario, para demostrar quién vale más.
Conclusión de estas reuniones de ejecutivos: la autocrítica es para los losers.
...
Tengo ganas de vomitar. Otra vez. Pero esta vez en serio. ¿Y éste es el mundo al que se supone que pertenezco? Creo que me he equivocado de profesión. ¿O yo he cambiado tanto últimamente? Dicen que los golpes de la vida le vuelven a uno más humano. Si es así, a esta gente le hacen falta muchos golpes y de los tremendos.
No sé si alguna vez sus vidas les darán la "oportunidad" (porque lo es) para evolucionar un poco más como seres humanos. Yo soy imperfecto, siempre lo he sido, pero la diferencia es que ahora lo sé. Antes tenía 25 años e igual era tan arrogante como ellos. Lo que les deseo es que ellos también puedan llegar a tener una mirada más lúcida sobre sí mismos alguna vez. Y eso desgraciadamente se aprende parando el carro y bajándose de él un rato. A esta gente le hace falta bajarse del carro y de la parra. ¿Alguien los obligará a hacerlo alguna vez? Ojalá por el bien de los demás y por el mío. Dan auténtico miedo. Tanto que estoy pensando en cambiar de profesión.
Esto no mola. No mola nada.
2 comentarios:
pero, la pregunta es: ¿les va bien en la vida con su actitud? Porque si la respuesta es "sí", entonces seguirán siempre igual.
El problema, como tú dices erkemao, es que precisamente se sienten muy contentos de ese comportamiento. El masajearse el ego ha sido siempre mucho más agradable que esforzarse en ser una buena persona y auto-cuestionarse. Aunque, quién sabe, igual es que la felicidad consiste precisamente en eso: dejar de autocontrolarse y dar rienda suelta a todo lo que llevamos dentro.
Publicar un comentario